Alcázar de San Juan, El Toboso y Argamasilla de Alba
Tres son los municipios que engloban este particular viaje: Alcázar de San Juan, El Toboso y Argamasilla de Alba. El viajero podrá arrancar por donde más guste esta fantasía de viaje. En Alcázar de San Juan, en Ciudad Real, descubrirá cómo vivían aquéllos que constituían el primer escalón en la escalera de la nobleza e inspiraron a Cervantes para crear el perfil de Don Quijote: los hidalgos, los hijos de algo.
Museo del Hidalgo
El Museo del Hidalgo es un buen punto de partida: ubicado en una antigua casa solariega del siglo XVI, es menester recorrerla de arriba a abajo, desde el zaguán hasta el torreón, recientemente restaurado. Y, allí, disfrutar de las vistas para, inevitablemente, posar los ojos en ellos, los gigantes. Vistos los molinos en el horizonte, los pasos ya marchan hacia allí solos…
Los molinos
Cuatro imponentes molinos se alzan en la actualidad sobre el “Cerro de San Antón” de Alcázar de San Juan, que se pueden visitar de manera gratuita, así como asistir a algunas de las moliendas. Obligado disfrutar del atardecer, una de esas experiencias para ver, no solo una vez en la vida, sino todas las que se puedan.
El famoso “lugar de la Mancha”
Viajando rumbo al sur y adentrándonos de nuevo en Ciudad Real, llegaremos a Argamasilla de Alba. El famoso “lugar de la Mancha” de cuyo nombre no quería acordarse Miguel de Cervantes es este lugar único, que conserva aún hoy ubicaciones imprescindibles de la vida del escritor y del discurrir de su gran obra. Como la Cueva de Medrano, aquella en la que Miguel de Cervantes estuvo preso y entre cuyas paredes gestó la figura de Don Quijote. Imaginar la estrechez, la oscuridad, el frío de aquellos duros días de encierro es sobrecogedor, mágico incluso, en una curiosa conexión entre la realidad y la fantasía. Según los primeros comentaristas del libro y los biógrafos del autor, en La Cueva de Medrano escribió Cervantes los primeros capítulos del libro. Aquí habría empezado todo… También en Argamasilla de Alba se puede visitar la Botica de los Académicos, el lugar donde celebraban sus reuniones la entidad imaginada por el escritor en su libro. Y así, con el latir de uno de los grandes genios de la literatura universal en rincones excepcionales, no es de extrañar que la localidad celebre numerosos eventos relacionados. Como Quijote en la calle. Una singular representación teatral que homenajea la obra de Miguel de Cervantes, a través de interpretaciones de pasajes y capítulos de El Quijote en los que se vuelca con mimo toda la villa. Tiene lugar a finales de mayo / principios de junio. En agosto, el universo cervantino vuelve a tomar la localidad gracias a las jornadas de teatro Cueva de Cervantes. A 12 kilómetros, el Castillo de Peñarroya, ubicado en la entrada al Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, es otro lugar para conectar con la esencia de País del Quijote. Ese destino que, en pleno siglo XXI y gracias a su esfuerzo en materia de sostenibilidad, sigue siendo pura autenticidad.
El Toboso: la patria de Dulcinea
El Toboso es el único de los municipios de País del Quijote que se ubica en la provincia de Toledo. Estamos en la patria de Dulcinea, el amor del famoso hidalgo. Paseando por las encantadoras calles de la villa de El Toboso llegaremos a la Casa Museo de Dulcinea, cuyas entradas son gratuitas hasta finales de 2024. Se trata de un lugar único, donde la imaginación vuela para refugiarse en cada rincón de este mágico escenario: la cocina donde faenaría Dulcinea, la ventana donde se asomaría el dormitorio… La realidad va mucho más allá, porque este icónico lugar, recientemente remodelado, abre las puertas a la que sería la vida cotidiana del siglo XVI en una casa manchega de un hidalgo en la época cervantina. A pesar del tiempo transcurrido, el edificio mantiene su estructura original y las dependencias características del que sería el hogar de los hidalgos ricos de aquel tiempo, su molino, bodega, patios, corrales, pozos… Una vuelta al pasado única.
El Pequeño Escorial de La Mancha
El Museo Cervantino de la villa de El Toboso se ubica en una antigua iglesia del siglo XVII, que pertenecía a la orden religiosa denominada la Tercera Orden. De ella se conserva su arco del siglo XVII y un sillar de piedra, fechado en 1611. Su portada histórica da acceso al Museo Cervantino (y a la Oficina de Turismo de El Toboso). Y en su interior, de nuevo la sorpresa: una gran colección de ejemplares del Quijote en más de 80 idiomas y firmados en su mayoría por grandes personalidades, como Nelson Mandela y Ronald Reagan. Colindando con el Museo está la iglesia de San Antonio Abad, conocida como la Catedral de La Mancha, descrita por Cervantes en El Quijote. Y otro sobrenombre para el recuerdo: el convento y el museo de las Trinitarias, El Pequeño Escorial de La Mancha. Una oportunidad única para disfrutar de El Toboso en pleno auge cervantino es hacerlo del 20 de abril al 1 de mayo, cuando tendrán lugar una nueva edición de las Jornadas Cervantinas de El Toboso. Teatro de calle, conciertos y todo un pueblo volcado en las distintas actividades que tendrán lugar ese fin de semana bien merecen una visita. Si no puede ser ese día, El Toboso es siempre una buena idea para desconectar.