Ampudia (Palencia)
Ampudia, en Palencia, lleva a los visitantes a una travesía medieval con sus calles y plazas porticadas, evocando su antiguo protagonismo en Tierra de Campos. Su legado histórico se remonta a la Edad del Bronce, destacando como Conjunto Histórico-Artístico. Sus calles Corredera y Ontiveros, porticadas desde el siglo XVII (algunas desde el XIII), revelan la historia.
Ampudia (Palencia)
Nombres como Francisco Martín Gromaz o Doña Josefa Gromaz decoran las calles de Ampudia, recordando oficios y personajes relevantes. Con solo 600 habitantes, sus alojamientos rurales invitan al reposo y disfrute gastronómico. El Paloteo, una danza ancestral, añade color local. En sus escasos 133 km², Ampudia ofrece una escapada inolvidable al corazón de Tierra de Campos en Palencia.
Comillas (Cantabria)
Comillas se corona como la «Villa de los Arzobispos», hogar de cinco prelados medievales. Designada conjunto histórico-artístico en 1985, es un hito arquitectónico. El modernismo se manifiesta en el Palacio de Sobrellano, la Universidad Pontificia y la icónica obra de Antonio Gaudí, El Capricho. Sus casonas con escudos y la arquitectura popular encantan.
Comillas (Cantabria)
El Marqués de Comillas atrajo la realeza y la aristocracia en 1881, convirtiendo la villa en un centro turístico de verano. Su playa y la plaza del Corro son atractivos destacados. Aunque su población es modesta, la oferta hotelera y de alojamientos es variada, multiplicando su encanto estival. El cementerio, con la imponente escultura ‘El Ángel exterminador’ de Joseph Llimona, también invita a la visita.
Parauta (Málaga)
Parauta preserva su pasado andalusí en un entramado de calles estrechas y empinadas, casas encaladas y tejados de teja árabe. Enclavado en el Parque Nacional de la Sierra de Las Nieves, Reserva de la Biosfera de la Unesco, alberga la famosa encina Valdecilla, un símbolo centenario. Naturaleza pura se fusiona con su gastronomía, destacando la sopa de tomate, la olla, la miel y las castañas.
Parauta (Málaga)
A pocos pasos, el Bosque de Cobre pinta las laderas con tonos ocres en otoño, convirtiendo los paisajes en su principal atractivo. La caminata circular de seis horas entre Igualeja, Parauta y Cartajima es una experiencia imperdible para explorar esta región.
Trevejo (Cáceres)
El pueblo cacereño de Trevejo se erige como la esencia misma de la Sierra de Gata. Desde la carretera de acceso, su belleza se revela entre castaños, anunciando un pueblo de arquitectura cautivadora, distinguido como de Interés Turístico. Su estratégica ubicación permite disfrutar de la comarca y las sierras circundantes, ofreciendo vistas panorámicas de Garduño, Albilla, San Pedro y Cachaza, además de las ruinas del castillo del siglo XV perteneciente a la Orden de San Juan de Jerusalén.
Trevejo (Cáceres)
Testigo de ocupaciones musulmanas y cristianas, el patrimonio histórico de Trevejo refleja esta rica historia en su arquitectura, el imponente castillo que se viste de oro al atardecer, y la iglesia de San Juan con tumbas talladas en roca granítica.
Trujillo (Cáceres)
En Trujillo, Cáceres, la historia se revela en cada rincón. A solo 45 km de Cáceres y a un viaje de dos horas y media desde Madrid, este pueblo encierra la fusión de culturas ancestrales. Su plaza renacentista es el corazón donde convergen restos visigodos, romanos, árabes y cristianos. Edificaciones emblemáticas como el Palacio del Marqués de la Conquista y el Palacio de Carvajal Vargas cautivan con su arquitectura.
Trujillo (Cáceres)
Lugares como la iglesia románica de Santiago o la estatua ecuestre de Francisco Pizarro celebran la riqueza histórica de Trujillo. El castillo, escenario de filmación de famosas series, ofrece vistas magníficas. La gastronomía local, con platos como el frite de cabrito o la sopa de obispo, completa la experiencia en esta joya cacereña.