Cecilia
Las cecilias, esos anfibios sin extremidades que llevan una vida subterránea, nos presentan un fenómeno verdaderamente asombroso de matrifagia que no implica la muerte de la madre. En cambio, estas criaturas optan por una estrategia única: las crías se alimentan de su madre mientras esta se regenera. La madre de las cecilias produce una capa especial de piel rica en grasa y nutrientes. Sus crías, equipadas con dientes especialmente adaptados, arrancan esta piel y la consumen como fuente de alimento. La capacidad de regeneración de la madre es sorprendente, ya que su piel vuelve a crecer y se reemplaza aproximadamente cada tres días. Este tipo de alimentación peculiar permite que las crías de cecilia crezcan con notable rapidez.
Sapo de caña
Los sapos de caña, en una manifestación sorprendente de comportamiento caníbal, han sido testigos de actos de fratricidio en su propia comunidad. En Australia, donde estos sapos se han convertido en una especie invasora devastadoramente abundante, los renacuajos más grandes no dudan en devorar a sus hermanos menores recién nacidos. Este fenómeno cobra vida en lugares donde los sapos de caña australianos se enfrentan a una competencia intraespecífica feroz por los recursos, ya que carecen de depredadores y competidores naturales. La abundancia de comida y la falta de amenazas han llevado a esta práctica caníbal entre hermanos. Como resultado, los sapos de caña australianos han desarrollado una sorprendente adaptación evolutiva: los renacuajos australianos maduran mucho más rápido que sus parientes sudamericanos, lo que les permite evitar convertirse en un bocado para sus propios hermanos.
Araña cangrejo
En el reino de las arañas cangrejo, encontramos un comportamiento verdaderamente sorprendente: en lugar de consumir a sus crías, las hembras permiten que sus propias crías se las coman a ellas. Este fenómeno, conocido como matrifagia, representa una estrategia impresionante para garantizar la supervivencia de la descendencia y la transmisión de los genes. La matrifagia es una práctica que se observa principalmente en insectos y arácnidos, y demuestra la diversidad de estrategias que la naturaleza ha desarrollado para asegurar la supervivencia de las especies. En lugar de convertirse en depredadoras de sus propias crías, las hembras de araña cangrejo optan por sacrificar sus propios cuerpos para proporcionar alimento a sus descendientes. Este ejemplo de altruismo materno en el mundo natural es un recordatorio de la sorprendente variedad de adaptaciones y comportamientos que se encuentran en el reino animal.
Rana venenosa de tinte
Las ranas venenosas de tinte tienen un comportamiento intrigante que involucra a sus renacuajos más jóvenes y a sus parientes más viejos de la misma especie. Sorprendentemente, estas ranas optan por dejar a sus crías en charcas pobladas por miembros más ancianos que, en ocasiones, han sido conocidos por morder a los pequeños. La razón detrás de este peculiar acto es que, dado que los miembros más antiguos de la comunidad han crecido con éxito en esa charca, se supone que el entorno es propicio para la vida. Aunque pueda parecer contraproducente dejar a los renacuajos en un lugar donde enfrentan el riesgo de ser atacados por sus propios parientes, esta estrategia se basa en la idea de que una charca aparentemente segura pero vacía de ranas más viejas podría no proporcionar las condiciones necesarias para que un renacuajo se desarrolle y complete su transformación en rana.
Hámster
Los hámsters, a pesar de su tamaño diminuto y su apariencia adorable, también han sido testigos de actos caníbales entre miembros de su propia especie. En ocasiones, se ha observado que las madres devoran a sus crías recién nacidas, un fenómeno que ocurre tanto en cautividad como en la naturaleza. Sin embargo, este comportamiento no se atribuye a una elección deliberada de los hámsters, sino más bien a condiciones desfavorables. Los científicos creen que los hámsters recurren al canibalismo cuando carecen de vitaminas y minerales esenciales, incluyendo las proteínas adicionales que las madres necesitan durante la lactancia. En estas circunstancias, la supervivencia se convierte en una prioridad aún más crucial que el éxito de la cría, llevando a las madres a tomar decisiones desesperadas.
Hipopótamo
Los hipopótamos, a pesar de ser animales mayoritariamente herbívoros, han sido testigos de casos sorprendentes en los que estos gigantes se han entregado al canibalismo, aunque no en el caso de sus crías. Este comportamiento aparentemente contradictorio se ha observado en circunstancias extremas, como la creciente sequía y la degradación de hábitats causada por la intervención humana. Los científicos sugieren que la necesidad extrema, impulsada por la escasez de recursos naturales, puede llevar a los hipopótamos a recurrir a comportamientos brutales y caníbales para sobrevivir.
León
En el mundo de los leones, la dinámica de la manada puede ser despiadada. Cuando un nuevo león macho asume el control de una manada, no es raro que elimine a los cachorros existentes. Este acto aparentemente despiadado obedece a una lógica sencilla: el león macho no está dispuesto a desempeñar el papel de «padrastro» e invertir sus recursos en cachorros que no son portadores de sus genes. La eliminación de los cachorros puede implicar a veces, aunque no siempre, canibalismo. Este proceso tiene múltiples propósitos para el macho entrante. No sólo proporciona una fuente de sustento, sino que también acelera el ciclo de reproducción. Con los cachorros fuera del camino, el león macho puede aparearse más rápidamente con las leonas, asegurando que su legado genético tenga prioridad.
Mantis religiosa
La mantis religiosa, una de las criaturas más curiosamente caníbales de la naturaleza, es conocida por su práctica única durante el apareamiento: la hembra tiende a arrancar la cabeza del macho y, en ocasiones, incluso se come su cadáver para alimentarse. Sin embargo, sorprendentemente, este comportamiento no es la norma en todas las interacciones entre mantis. Según National Geographic, las hembras se alimentan de los machos en un rango que va del 13% al 28% de las veces. Lo que es aún más intrigante es que esta decisión no parece depender únicamente de si el macho la irrita o no durante el apareamiento. El canibalismo, en realidad, puede ser beneficioso para las mantis religiosas hembras. Un estudio publicado en 2016 reveló que cuando las mantis chinas hembras consumían a sus compañeros, obtenían importantes aminoácidos que luego se incorporaban a los huevos que ponían. Este proceso parecía duplicar el número de huevos que ponían después de canibalizar a un macho.
Tiburón tigre
Los tiburones tigre, conocidos por su ferocidad en el mundo marino, también tienen una práctica caníbal sorprendente que comienza antes de salir del útero. Cuando el primer embrión de un tiburón tigre alcanza cierto tamaño en el útero de su madre, comienza a devorar a sus hermanos gestantes más jóvenes y a consumir también los huevos no fecundados que quedan en el interior de su madre. Esta aparentemente brutal estrategia tiene varias teorías detrás de ella. Algunos científicos creen que este canibalismo intrauterino permite que las crías de tiburón tigre crezcan y se fortalezcan lo suficiente para aumentar sus posibilidades de supervivencia una vez que nazcan, ya que serán menos susceptibles a otros depredadores. Otra teoría sugiere que, dado que las hembras de tiburón tigre pueden aparearse con múltiples machos en una sola temporada reproductiva, los hermanos gestantes del mismo padre pueden conspirar juntos para devorar a sus hermanastros nonatos como una estrategia para competir por los recursos limitados en el útero de su madre.
Chimpancé
Los chimpancés, nuestros parientes más cercanos en el reino animal, a menudo sorprenden con su comportamiento caníbal, un fenómeno que ha sido documentado a lo largo de los años. La primatóloga británica Jane Goodall dejó constancia de este comportamiento en 1977 cuando grabó a chimpancés devorando a otros miembros de su especie. Desde entonces, ha habido numerosos ejemplos documentados de canibalismo entre los grandes simios, y las razones detrás de estos actos son diversas. El canibalismo entre chimpancés puede ser una estrategia para obtener nutrientes y asegurar la supervivencia en momentos de escasez de alimentos. También puede estar relacionado con la insurrección y las guerras tribales, donde los machos matan a las crías de tribus rivales como un acto de agresión. El canibalismo en los chimpancés a menudo se manifiesta en el consumo de recién nacidos. Los machos pueden matar a las crías de tribus rivales y luego refugiarse en los árboles para consumirlas. También se han observado casos en los que los machos roban y devoran a los recién nacidos de las madres para aumentar sus posibilidades de aparearse con las hembras.
Gamba de agua dulce
En el reino de las gambas de agua dulce, el canibalismo es una práctica que puede surgir en momentos de escasez de alimentos, aunque alcanza niveles alarmantes cuando estas criaturas se ven infectadas por el parásito Pleistophora mulleri. Este diminuto parásito encuentra en las fibras musculares de las gambas un hogar propicio y comienza a multiplicarse exponencialmente. A medida que se reproduce, el parásito demanda cada vez más recursos alimenticios, lo que dificulta a la gamba capturar sus presas habituales. Este escenario de gambas hambrientas y discapacitadas lleva a estas criaturas a centrar su atención en sus crías, que parecen ser una fuente de alimento más accesible. En cantidades asombrosas, las gambas infectadas por Pleistophora mulleri pueden devorar a sus propias crías de manera voraz.
Oso polar
Los osos polares, majestuosos habitantes del Ártico, han sido conocidos por recurrir al canibalismo en circunstancias excepcionales. Hasta hace poco, este comportamiento era raro, pero en los últimos años ha aumentado de manera alarmante. Este cambio en el comportamiento de los osos polares ha llevado a algunos climatólogos a plantear una hipótesis preocupante: el cambio climático, que está provocando la disminución del hielo polar y afectando su suministro habitual de alimentos, principalmente focas, podría estar impulsando a estos animales a convertirse en caníbales por pura necesidad. El deterioro del entorno ártico y la reducción de las áreas de caza disponibles debido al derretimiento del hielo polar han llevado a los osos polares a enfrentar desafíos cada vez mayores para encontrar alimento. Como resultado, algunos individuos se ven forzados a recurrir al canibalismo como una opción desesperada para sobrevivir.
Perro de la pradera
Los perritos de la pradera, con su apariencia engañosamente simpática, esconden un comportamiento caníbal que se manifiesta de manera más prominente en las comunidades de perritos de la pradera de cola negra. En estas comunidades, hasta un tercio de las crías pueden convertirse en víctimas del infanticidio. El ecólogo conductista John Hoogland, que ha investigado minuciosamente estas peculiares criaturas en el Centro de Ciencias Medioambientales de la Universidad de Maryland, descubrió un patrón intrigante. Durante la ausencia de la madre de la madriguera, cuando se aventura en busca de comida, las hembras de la familia a menudo matan y se comen a las crías de la camada, que podríamos considerar sus sobrinos y sobrinas. Hoogland planteó la hipótesis de que este canibalismo infanticida podría estar destinado a asegurar más recursos para la propia camada de la asesina.
Araña viuda negra
Las arañas viuda negra, conocidas por su fama de depredadoras sexuales, han adquirido su nombre debido al inusual y sorprendente comportamiento de las hembras que a menudo devoran a los machos, que suelen ser mucho más pequeños, durante el apareamiento. Este fenómeno de canibalismo sexual ha llevado a las arañas viuda negra a ser bautizadas con un nombre que evoca un aura de peligro y misterio. Lo que resulta aún más intrigante es que, en ocasiones, los machos intentan escapar de este destino fatal, pero en la mayoría de los casos lo aceptan de manera resignada. De hecho, algunos machos incluso participan voluntariamente en este canibalismo sexual. Este fenómeno se conoce como «suicidio copulatorio», y se refiere a la ocasional disposición de algunos machos de lanzarse deliberadamente a la boca de las hembras mientras copulan. Sorprendentemente, se ha observado que en este acto final de sacrificio, pueden transferir esperma a las hembras incluso mientras son consumidos.