Prácticas antiguas que se remontan a tiempos centenarios
El 31 de octubre es el día marcado para la celebración de Halloween, una festividad que se sitúa en las vísperas de Todos los Santos, un evento importante en la tradición cristiana occidental. Sin embargo, las raíces de Halloween se adentran en prácticas antiguas que se remontan a tiempos centenarios. Este peculiar festejo se enmarca en la época de la cosecha, justo entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno. Para los antiguos pueblos celtas de Irlanda, Escocia, Gales y ciertas partes de Francia, este día marcaba el inicio de un nuevo año, una época de renovación y comienzos auspiciosos. Así, Halloween no solo es una fecha de diversión y sustos, sino también un tributo a la antigua sabiduría y el ciclo perenne de la naturaleza.
Inicio del verano
Samhain, cuya pronunciación correcta es «sow-in», representaba en Irlanda el inicio del invierno, una festividad de gran relevancia, equiparable a Bealtaine, que señalaba el comienzo del verano. Durante esta celebración, se llevaban a cabo competencias que marcaban el fin de la temporada de cosecha. El ganado, que había pastado en las tierras altas durante el verano, regresaba en esta época. Los druidas, sacerdotes venerados, encendían un fuego comunitario con una rueda, símbolo solar. Samhain era un momento de transición y conexión con la naturaleza, un punto crucial en el antiguo calendario celta. De hecho, Samhain es mencionado en la literatura irlandesa más antigua, que data del año 9 de nuestra era. Cada año se declaraba la paz, se celebraban grandes reuniones y se establecían nuevas leyes.
Un momento mágico
En la cosmovisión celta, la festividad de Samhain era un momento mágico. Los antiguos celtas sostenían la creencia de que el velo que separaba nuestro mundo del Otro Mundo, hogar de los espíritus, se volvía más tenue en esta época del año. Al tratarse de un período liminal, en la frontera entre estaciones y ciclos, se pensaba que las hadas, también llamadas «aos sí», tenían un acceso más accesible a nuestra realidad. Esta creencia añadía una capa de misticismo a Samhain, donde la conexión entre los vivos y los seres sobrenaturales se sentía más palpable y cercana.
Una semana completa
En un período posterior, se descubrió que las festividades de Samhain se extendían por una semana completa. Durante estas celebraciones, se llevaban a cabo encuentros festivos con abundantes banquetes y libaciones de alcohol. Las hogueras adquirían un papel central en estos eventos, ya que se creía que su luz tenía el poder de disipar la oscuridad y alejar a los espíritus malignos. Este reconocimiento del fuego como la representación terrenal del Sol tenía una importancia vital, especialmente en los meses invernales cuando los días se acortaban y la oscuridad ganaba terreno. El fuego se percibía como un símbolo de esperanza y vitalidad para enfrentar la temporada invernal.
Un tributo especial a los difuntos
En la festividad de Samhain, se dedicaba un especial tributo a los difuntos, un momento donde la naturaleza parecía transitar hacia un ciclo de letargo. Era un período adecuado para honrar a aquellos que habían cruzado el umbral de la vida. Se elaboraban comidas tanto para los vivos como para los difuntos, reconociendo que este evento trascendía los límites entre los dos mundos. Las ofrendas tenían un papel significativo en la celebración, ya que se creía que las almas de los seres queridos fallecidos regresaban en busca de acogida y hospitalidad, estableciendo así una conexión entre el reino de los vivos y el de los ancestros.
Bendiciones de las almas agradecidas
La antigua creencia sostenía que las almas agradecidas de los antepasados otorgaban bendiciones a aquellos que los honraban y cuidaban durante los rigores del invierno. En tiempos posteriores, a partir del siglo XVI, surgió una tradición intrigante: disfrazarse. Se pensaba que al adoptar la apariencia de los espíritus oscuros que merodeaban durante Samhain, uno podía mantenerse a salvo y protegido de sus influencias. Esta práctica evolucionó con el tiempo y se convirtió en una costumbre arraigada en la celebración moderna de Halloween, donde los disfraces se han transformado en una expresión creativa y un medio para evocar la magia y la esencia de esta ancestral festividad.
Adivinación y predicción
La práctica de la adivinación y la predicción era muy común en la celebración de Samhain. En Escocia, las mujeres participaban en un ritual peculiar, arrojando avellanas al fuego. Cada avellana representaba a uno de sus pretendientes, y la que se quemaba primero indicaba con quién se casarían. Otra creencia sostenía que si una joven se miraba en un espejo en Samhain, vería la cara del hombre con el que estaba destinada a casarse, aunque a veces, en lugar de eso, se decía que veía al Diablo. Estas prácticas eran parte de la misteriosa tradición de Samhain, que revelaba la curiosidad humana por conocer el futuro y las relaciones.
Aterradores rostros tallados
En las tierras de Irlanda y Escocia, se tenía la costumbre de tallar rostros aterradores en nabos y patatas, luego colocándolos en las ventanas para ahuyentar a los malévolos espíritus. Sin embargo, cuando estos antiguos rituales cruzaron el océano y llegaron a Estados Unidos, los inmigrantes se toparon con algo sorprendente: las calabazas. Estas frutas voluminosas y fáciles de tallar demostraron ser la elección perfecta para crear linternas de Halloween, convirtiéndose en una adaptación ingeniosa y perdurable que se ha arraigado profundamente en la tradición moderna de la celebración. Así, la esencia de un antiguo ritual se fusionó con la generosidad de la tierra norteamericana, dando origen a un icono emblemático de Halloween.
Jack el Tacaño y Jack-o’-lantern
La arraigada práctica de tallar calabazas en Halloween encuentra sus raíces en la antigua leyenda irlandesa de Stingy Jack. La fábula relata cómo Jack invitó al Diablo a tomar una copa, pero astutamente lo engañó para que se transformara en una moneda y así pagara la bebida. Posteriormente, Jack aprisionó al Diablo en esta forma monetaria. Cuando Jack falleció, tanto Dios como el Diablo le negaron la entrada al cielo y al infierno, dejando a su espíritu vagando en la Tierra con un trozo de carbón ardiente colocado en un nabo tallado. Conocido como Jack de la Linterna, y más tarde simplificado como Jack-o’-lantern, su leyenda dio origen a la práctica de tallar calabazas y a la icónica linterna de Halloween.
Reemplazo por una celebración cristiana
A medida que el cristianismo ganaba terreno, la Iglesia buscaba reemplazar las festividades paganas con celebraciones cristianas. Sin embargo, los intentos por suprimir las tradiciones de Samhain no tuvieron éxito. En su lugar, en el siglo IX, el Papa Gregorio IV proclamó el 1 de noviembre como el Día de Todos los Santos. En el siglo X, el 2 de noviembre también se consagró como el Día de Todos los Santos en un monasterio francés, extendiéndose por toda Europa. A mediados del siglo XII, el Día de Todos los Santos se estableció como un día de precepto. Durante esta fecha, se encendían velas conocidas como «luces de ánimas» en honor a los difuntos, guiando sus espíritus de regreso a casa. También se colocaban velas en las tumbas como un gesto de respeto y memoria hacia los fallecidos.
Halloween laico
Existen evidencias que indican que estos rituales tenían lugar en diversas regiones, como Irlanda, Flandes (Bélgica), Baviera (Alemania) y Tirol (Italia). La palabra «Halloween» proviene de «All Hallows’ Eve» (víspera de Todos los Santos), ya que el Día de Todos los Santos también era llamado All Hallows’ Day. Cuando los inmigrantes irlandeses y escoceses llegaron a Estados Unidos, llevaron consigo sus arraigadas costumbres y tradiciones relacionadas con esta festividad. Estas prácticas se entrelazaron con las costumbres de otros grupos de inmigrantes, dando forma al Halloween secular que reconocemos en la actualidad, con sus características únicas y distintivas.
Oferta
El popular «truco o trato» es una amalgama de antiguas tradiciones. Se fusionan el «guising» practicado por los niños irlandeses y escoceses, que iban de puerta en puerta buscando alimentos o monedas, con el «souling» de la costumbre cristiana inglesa. Esta última implicaba que las personas recorrieran las casas solicitando «soulcakes» (panecillos especiales), ofreciendo oraciones por los difuntos a cambio. Así, el moderno «truco o trato» une elementos de diversas culturas y épocas, incorporando la diversión y la generosidad en la celebración de Halloween tal como la conocemos hoy.
Década de los 50
En las décadas de 1920 y 1930, Halloween ya se había transformado en una festividad secular en Estados Unidos. Sin embargo, fue en los años 50 cuando el «truco o trato» se consolidó como una forma popular de compartir la celebración entre comunidades. Este fenómeno marcó el nacimiento de una nueva tradición estadounidense que, con el tiempo, se extendió su influencia alrededor del mundo. Curiosamente, las calabazas no eran un cultivo significativo en Estados Unidos hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Con la creciente popularidad del «truco o trato», la demanda de calabazas aumentó, convirtiendo a los huertos de calabazas en una fuente de prosperidad económica clave. Este cambio reflejó cómo las tradiciones y la economía se entrelazan, dando forma a la celebración moderna de Halloween.
Dulces y juegos
Los caramelos de maíz, surgidos en el siglo XIX y vinculados a la época de la cosecha de maíz, se convirtieron en un ícono otoñal. Sin embargo, fue en la década de 1950, con la popularización del truco o trato, cuando adquirieron su estatus distintivo de dulce de Halloween. Las manzanas también poseen una larga historia asociada con la cosecha, remontándose a la fiesta romana de Pomona. Curiosamente, las manzanas de caramelo, ahora emblemáticas de Halloween, nacieron por accidente en 1908 en Nueva Jersey. Un fabricante de caramelos estaba experimentando para crear un dulce navideño y sumergió manzanas en glaseado, sorprendiendo a sus clientes quienes prefirieron esta variación. Asimismo, el juego de las manzanas, con raíces que se remontan a la invasión romana en Gran Bretaña, ha persistido como una adivinanza de Halloween, donde las doncellas solteras intentan «atrapar» una manzana para vislumbrar su futuro amoroso. Esta mezcla de tradiciones y dulces encapsula el espíritu único de Halloween.
Halloween en la cultura popular
Halloween dejó una huella indeleble en la cultura popular hace ya varios años, permeando diversas formas de expresión artística. El cine y la televisión han sido particularmente influenciados, con una multitud de películas y programas que capturan la esencia misteriosa de esta festividad. Las películas ambientadas en Halloween gozan de gran popularidad y éxito en la taquilla, convirtiéndose en verdaderos favoritos de la audiencia. Esta celebración, rica en tradiciones y simbolismo, ha demostrado ser una fuente inagotable de inspiración para la industria del entretenimiento, brindando historias cautivadoras y escalofriantes que resuenan con el espíritu único de Halloween.