Subir a la Torre del Danubio
La Torre del Danubio es una estructura de 252 metros de altura que se encuentra en el parque del Danubio, al norte de la ciudad. Fue construida en 1964 con motivo de la Exposición Internacional de Viena y es uno de los símbolos de la ciudad. Desde su plataforma de observación, a 150 metros de altura, se puede disfrutar de una vista panorámica de 360 grados de Viena y sus alrededores. También hay un restaurante giratorio y un café en la torre, así como un ascensor de cristal que te lleva hasta arriba en solo 35 segundos.
Asista al Festival de Jazz de Viena
El Festival de Jazz de Viena es uno de los eventos musicales más importantes de la ciudad y se celebra cada año entre junio y julio. El festival reúne a artistas de renombre internacional y a talentos locales que ofrecen conciertos de jazz, blues, soul, funk y world music en diferentes escenarios de la ciudad, como el Ayuntamiento, el Teatro de la Corte, el Museo Albertina o el parque del Danubio. El festival es una oportunidad única para disfrutar de la música en vivo y de la atmósfera vibrante de Viena.
Pasear por el parque del Prater
El Prater es el parque más grande de Viena y en otoño se convierte en un paraíso otoñal. Puedes caminar por sus amplias zonas verdes, hacer un picnic, practicar deporte o visitar el parque de atracciones, donde se encuentra la famosa noria gigante que te ofrece unas vistas espectaculares del parque y de toda la ciudad.
Ver el cambio de guardia
El cambio de guardia es una ceremonia que se realiza cada día a las 11:00 horas en la plaza Heldenplatz, frente al Palacio Imperial. Es un espectáculo que combina la tradición y la elegancia, con soldados vestidos con uniformes históricos, caballos, música y marchas. El cambio de guardia dura unos 20 minutos y atrae a muchos turistas y curiosos que quieren ver este ritual.
Degustar la cocina vienesa
El otoño es una buena época para probar la gastronomía típica de Viena, que se caracteriza por ser contundente y sabrosa. Algunos de los platos más populares son el Wiener Schnitzel (escalope de ternera empanado), el Tafelspitz (carne de vacuno cocida con verduras), el Gulasch (estofado de carne con pimentón) o el Apfelstrudel (pastel de manzana). También puedes probar los dulces vieneses, como el Sachertorte (tarta de chocolate con mermelada de albaricoque) o el Kaiserschmarrn (tortitas de masa esponjosa con azúcar glas y compota de frutas).
Visitar los museos y las exposiciones
Viena tiene una gran oferta cultural y en otoño se celebran muchos eventos artísticos, como el Otoño del Arte y el Diseño de Viena, que reúnen a artistas nacionales e internacionales en diferentes espacios de la ciudad. También puedes aprovechar para visitar los museos más importantes de Viena, como el Museo de Historia del Arte, el Museo de Historia Natural, el Museo Albertina o el Museo de Sigmund Freud.
Asistir a una ópera
Viena es considerada como la ciudad de la música y la ópera es uno de sus símbolos. En septiembre comienza la temporada de óperas en Viena y puedes disfrutar de las mejores obras en el majestuoso edificio de la Ópera Estatal o en el histórico Teatro de la Corte. También puedes ver las retransmisiones gratuitas que se proyectan en la plaza frente a la ópera o en el Karlsplatz.
Ir a una taberna Heurige
Una de las tradiciones más arraigadas en Viena es ir a una taberna Heurige, donde se sirve el vino joven del año acompañado de platos fríos, como embutidos, quesos, panes y ensaladas. Estas tabernas se encuentran sobre todo en los barrios vinícolas de la ciudad, como Grinzing, Nussdorf o Stammersdorf, y son muy acogedoras y animadas. Puedes reconocerlas por el cartel de pino que cuelga en la entrada y que indica que están abiertas.
Disfrutar de los jardines del palacio de Schönbrunn
El palacio de Schönbrunn es una visita obligada en Viena, pero en otoño sus jardines lucen especialmente hermosos con los tonos rojizos y amarillos de las hojas. Puedes pasear por sus senderos, admirar las fuentes, los estanques, las esculturas y el invernadero, y subir hasta la Glorieta para tener unas vistas panorámicas de la ciudad.
Admirar el Belvedere
El Belvedere es un conjunto de dos palacios barrocos, el Belvedere Superior y el Belvedere Inferior, que se encuentran en una colina al sur de la ciudad. Fueron construidos en el siglo XVIII como residencia de verano del príncipe Eugenio de Saboya y hoy albergan una importante colección de arte, entre la que destaca el famoso cuadro El beso de Gustav Klimt. Los palacios están rodeados de unos jardines franceses que en otoño se llenan de flores y de colores. El Belvedere es uno de los lugares más bonitos y románticos de Viena y te ofrece unas vistas increíbles de la ciudad