Origen del nombre
El origen del nombre «El Real de la Feria» remonta a la tarifa cobrada por los cocheros de caballos para llevar a los visitantes al recinto ferial. Este «real» era el precio fijo establecido, lo que dio lugar al término «Real de la Feria». Esta curiosa práctica refleja la importancia histórica del transporte equino en la feria y añade una capa interesante a su rica tradición.
La calle del Infierno
La calle del Infierno en la Feria de Sevilla no obtiene su nombre por casualidad. Con más de 100 atracciones que compiten por la atención de los visitantes, el bullicio y la emoción que se desatan en esta vía recreativa son sencillamente infernales. Un enclave donde la diversión alcanza su máximo esplendor, convirtiéndose en un epicentro de alegría y entretenimiento durante toda la feria.
Las casetas
El esplendor de las casetas en la Feria de Sevilla no pasa desapercibido, tanto es así que el ayuntamiento otorga premios a aquellas que destacan por su exquisita decoración. Detrás de cada detalle floral y cada destello de luz, se esconde el esmero y la dedicación de quienes desean crear un ambiente acogedor y festivo para sus visitantes.
Ilustres visitantes
La Feria de Abril ha sido testigo de la presencia de distinguidas personalidades a lo largo de su historia, entre las que se destacan Rainiero de Mónaco, Grace Kelly y Jacqueline Kennedy. Estas visitas ilustres no solo realzan la reputación internacional de la feria, sino que también añaden un toque de elegancia y glamour a este evento tradicional andaluz.
Feria en casa
La pandemia de la Covid-19 obligó a cancelar la Feria en 2020 y 2021, pero algunos la celebraron en sus casas.
Incendio en 1964
El año 1964 dejó una marca imborrable en la historia de la Feria de Abril de Sevilla debido a un trágico incendio. Este desafortunado suceso consumió 67 casetas, dejando a su paso varios heridos y una víctima fatal. La feria, que es símbolo de alegría y celebración, se vio empañada por esta tragedia, recordándonos la importancia de la seguridad y la precaución en todo momento.
Orígenes ganaderos
En sus inicios, la Feria de Abril tenía un propósito eminentemente comercial: la compra y venta de ganado. Fue gracias al impulso de un vasco y un catalán que este evento cobró vida. En 1846, ambos visionarios solicitaron permiso para organizarla, sembrando así las semillas de lo que se convertiría en una de las celebraciones más emblemáticas de España.
Error en la portada
En 2005, la portada estaba dedicada al centenario del Sevilla FC, pero alguien coló el escudo del Betis por error.
Traje de flamenca
El traje de flamenca, icónico de la Feria de Abril, tiene su origen en las mujeres campesinas, quienes inspiraron su diseño. Al usar batas de faena ceñidas a la cintura y con volantes en los bajos, se dieron cuenta de cómo estilizaban su figura. Esta observación dio lugar a la creación de un traje que realza la belleza y la gracia femenina, convirtiéndose en un símbolo de la feria y de la cultura andaluza.
La Guita
Aunque parezca una costumbre de antaño, todavía hoy en día persiste la tradición de colgar una guita en la muñeca con la marca de la manzanilla «La Guita». Originalmente, estas botellas venían con una cuerdecita que la gente utilizaba para llevar un registro de cuántas botellas consumían durante la feria. Esta práctica, arraigada en la historia de la Feria de Abril, es un recuerdo vivo de tiempos pasados que perdura en la actualidad.
Sin caballos
En el año 1990, la Feria de Abril de Sevilla vivió una situación excepcional: fue el único año en su historia en el que no hubo presencia de caballos debido a una peste equina que afectó a la región. Esta inusual circunstancia marcó un hito en la tradición centenaria de la feria, destacando la importancia y la relación estrecha que existe entre este majestuoso animal y el evento sevillano.
Decoraciones exóticas
En sus comienzos, las casetas de la Feria de Abril se adornaban con diseños exóticos, evocando influencias orientales o fantásticas. Sin embargo, el estilo que hoy en día caracteriza a estas estructuras es gracias al talento del pintor Gustavo Bacarisas. Fue él quien introdujo el estilo andaluz tradicional, con colores vivos y motivos florales, dotando a las casetas de una estética única y distintiva.