Fonna Glacier (Noruega)
El encantador Fonna Glacier Resort, un paraíso noruego para los amantes del esquí de verano, se erige como un destino exclusivo. Ubicado entre los 1250 y los 1530 metros sobre el nivel del mar, aunque altitud modesta para estándares alpinos o pirenaicos, es considerablemente elevado para las estaciones de esquí en Noruega. La región glaciar ofrece un escenario cautivador con cuatro pistas que se extienden a lo largo de 5 kilómetros y una zona fuera de pista que despierta la adrenalina de los esquiadores más intrépidos. Es un lugar predilecto para los equipos nacionales de esquí, que acuden a entrenar en los cálidos meses de verano. La hermosa ciudad portuaria de Bergen se presenta como la puerta de acceso ideal al Fonna Glacier Resort. Ya sea por autopista en coche o en ferry con la posibilidad de cargar el vehículo hasta Jondal, se garantiza un viaje con paisajes espectaculares. Además, para los viajeros que prefieren los transportes públicos, existe un servicio de autobús que conecta Bergen con esta joya de esquí estival.
Mölltaler (Austria)
En medio del esplendor natural de la provincia de Carintia, se encuentra la modesta pero cautivadora estación de esquí Mölltaler Gletscher. Aunque de dimensiones más modestas en comparación con otras gemas austriacas, su ubicación frente a la majestuosa cumbre del Grossglockner (3798 m), el pico más alto del país, le otorga una grandeza incomparable. El glaciar Mölltaler es el guardián de la nieve, asegurando su presencia prácticamente durante todo el año y prolongando la temporada hasta los días soleados de mayo. En este rincón alpino, la experiencia va más allá de las dimensiones, ofreciendo una atmósfera íntima donde los esquiadores encuentran la promesa de nieve fresca y la garantía de aventuras inolvidables en medio de un paisaje que desafía la descripción.
Hintertux (Austria)
En el corazón de la encantadora región tirolesa de Zillertal se encuentra el punto de partida hacia una experiencia única: el glaciar Hintertux, la única estación en Austria que despliega su belleza los 365 días del año. A una distancia de 95 km de Innsbruck y 216 km de Munich, este dominio abarca varias montañas icónicas: Eggalm, Rastkogel, Finkenberg, Penken/Mayrhofen y Ahorn, unidas para ofrecer más de 200 km de pura emoción sobre nieve. Más allá de las pistas, sumergirse en el mundo helado del glaciar es posible sin necesidad de esquís. A tan solo 10 minutos del teleférico Gletscherbus 3, aguarda el Palacio de la Naturaleza de Hielo, una cautivadora cueva de hielo que invita a explorar sus misterios. Esta maravilla natural permite adentrarse en un reino congelado, donde la majestuosidad del hielo revela sus secretos en un entorno de asombro y serenidad.
Kitzsteinhorn-Kitzteinhorn (Austria)
La región de Salzburgo, al sur de Zell am See, alberga un tesoro alpino que invita a los entusiastas del esquí a descubrir la majestuosidad del paisaje montañoso: la estación de Kitzteinhorn. Enclavada en el borde mismo del Parque Nacional Hohe Tauern, ofrece una experiencia inolvidable con vistas a uno de los panoramas más impresionantes de los Alpes austriacos. Pero incluso para aquellos que no practican el esquí, Kitzteinhorn despliega un enclave que desafía toda comparación: las plataformas Top of Salzburg y National Park Gallery, que se elevan desde los imponentes 3029 metros, ofrecen un espectáculo visual sin parangón. Desde este punto de vista privilegiado, la mirada se pierde en un paisaje dominado por las majestuosas montañas de Smittenhohe y el legendario Grossglockner, el punto más alto de Austria, con sus imponentes 3798 metros de altitud. El acceso a esta maravillosa experiencia se realiza a través del teleférico Gipfelwelt 3000, que transporta a los visitantes a un mundo de vistas panorámicas que trascienden las palabras, regalando un encuentro directo con la grandeza natural de los Alpes.
Pontedilegno-Tonale (Italia)
Sumérgete en el corazón helado de la estación Pontedilegno-Tonale, donde el glaciar Presena, joya del Trentino y epicentro del Adamello Ski, despliega su magnificencia. Entre los 1121 y los 3016 metros de altitud, este majestuoso paisaje alberga 41 pistas que invitan a la aventura y la destreza. La imponente Pista Nera Paradiso y las legendarias pistas del glaciar Presena son emblemas de esta tierra de esquiadores, pero la emoción no se desvanece con el ocaso del sol. Experimenta la adrenalina deslizándote en la oscuridad por pistas iluminadas, desafiando la gravedad con el free-ride en las laderas vírgenes de nieve fresca. La magia se vive aquí, donde el frío abraza cada momento y la nieve susurra historias de intrépidas travesías. Desde los vértices más altos hasta los valles en reposo, el glaciar Presena y sus dominios ofrecen un lienzo perfecto para aquellos que buscan emociones puras en un paraíso blanco.
Riksgransen (Suecia)
Imagina el escenario: esquiar bajo la hipnótica danza de las luces del norte, una experiencia que se hace realidad en Riksgransen, ubicado a 200 km del Círculo Polar Ártico, en la deslumbrante región de Laponia sueca. Aunque no sea un glaciar en sí mismo, la cantidad perpetua de nieve que cubre estas tierras hace que casi pueda ser considerado como tal, ya que su manto blanco nunca se desvanece por completo. Desde su apertura en 1939, esta estación de esquí alpino ha acumulado una cantidad extraordinaria de nieve, permitiéndole abrir sus puertas desde febrero hasta junio, ofreciendo así una temporada que se extiende más allá de lo convencional. La base de esta aventura invernal es la encantadora localidad de Kiruna, que recibe vuelos directos desde Estocolmo a diario, además de contar con conexiones ferroviarias desde Estocolmo y Gothenburg para aquellos que prefieren un viaje más pintoresco. Este rincón del norte no solo regala la oportunidad única de esquiar bajo las luces mágicas de la aurora boreal, sino que también brinda un escenario alpino excepcional para aquellos que buscan una experiencia invernal fuera de lo común.
Saas-Fee (Suiza)
El pintoresco pueblo de Saas-Fee se encuentra abrazado por trece majestuosas montañas que superan los 4000 metros de altitud, incluyendo el pico más alto de Suiza, el imponente Dom con sus 4545 metros. Con estos gigantes como guardianes, su estación de esquí se convierte en un verdadero paraíso, acumulando no solo cantidades generosas de nieve, sino ofreciendo algunas de las vistas más espectaculares de los Alpes suizos. Los glaciares que serpentean por las laderas de estos colosos alpinos forman parte de la extensa red de 150 kilómetros de pistas esquiables. Además, se convierten en un terreno ideal para explorar en excursiones con raquetas de nieve, guiadas por expertos, como la aventura que ofrece el Trift Glacier. Para aquellos que buscan alcanzar alturas notables, el funicular que asciende hasta los 3500 metros del Mittelallalin permite descender por las zonas adyacentes a los glaciares Fee y Allalin. Durante el verano, el acceso al último se realiza a través de un funicular subterráneo, desvelando una experiencia única en un entorno glacial impresionante. Saas-Fee, al igual que su vecino Zermatt en el valle contiguo, sigue un encantador modelo peatonal, lo que brinda una atmósfera tranquila y pintoresca. Ambos pueblos, situados en el sur del Valais, comparten la maravillosa particularidad de ofrecer una experiencia alpina auténtica y cautivadora.
Paso del Stelvio (Italia)
El icónico Passo Stelvio traza un enlace entre dos mundos, conectando la Lombardía italiana con el pintoresco cantón suizo de los Grisones a través de serpenteantes curvas que alcanzan alturas deslumbrantes de hasta 2757 metros. En los meses estivales, esta carretera escarpada se convierte en el escenario predilecto para numerosos ciclistas en busca de desafíos. Pero la vista panorámica que ofrece este paso vertiginoso no se limita a la carretera: se extiende hasta las pistas del glaciar Stilfser Joch-Ortlergebiet, reposando majestuosamente al pie del imponente monte Cristallo, que se alza hasta los 3450 metros. Aquí, la temporada de esquí se expande desde mayo hasta noviembre, brindando una experiencia única donde la nieve perpetua es la reina. Este enclave privilegiado forma parte de un parque nacional, impregnando cada rincón con la pureza y la grandeza de la naturaleza. Además, ofrece una gama diversa de alojamientos que abrazan la esencia de la región, invitando a los visitantes a sumergirse en la majestuosidad de los picos alpinos y la hospitalidad local.
Tignes-Val d’Isère (Francia)
En el corazón de los Alpes de Saboya yace un legado eterno del esquí alpino: los glaciares de Pisaillas en Tignes y de la Grande Motte en Val d’Isère, dos joyas resplandecientes dentro del dominio esquiable Tignes-Val d’Isère. Desde finales del siglo XIX, estas estaciones han estado intrínsecamente ligadas al ADN del esquí alpino, representando su esencia y pasión por este deporte. Los glaciares, guardianes de la tradición del esquí, mantienen viva la llama de la emoción invernal durante todo el año, proporcionando un terreno de juego continuo para los entusiastas. Aunque, ocasionalmente, han tenido que cerrar en veranos selectos para preservar la pureza de su manto nevado, estas vastas extensiones de hielo y nieve son refugio constante para la práctica deportiva. En esta zona glacial, se despliegan 20 kilómetros de pistas deslumbrantes, ubicadas entre los 3456 y los 3000 metros de altitud. Este paisaje alpino encierra una sinfonía de experiencias, donde los esquiadores se sumergen en la grandeza de las montañas y la frescura perpetua de la nieve, escribiendo capítulos inolvidables en la historia del esquí.
Zermatt-Cervinia (Italia-Suiza)
El Matterhorn o Cervino, esa icónica pirámide triangular que se alza majestuosamente entre Suiza e Italia, es hogar de uno de los glaciares más extensos y emocionantes para los amantes del esquí en los Alpes. Desde sus imponentes 4478 metros, descienden pistas que se abren camino por la vertiente norte, llevando a los esquiadores hacia el encantador pueblo suizo de Zermatt, y por la cara sur, conectando con Cervinia-Breuil en Italia. El acceso a este tesoro helado puede realizarse desde ambas estaciones: el Matterhorn Glacier Paradise, la cumbre más alta accesible mediante teleférico a 3820 metros, ubicada en el Klein Matterhorn, ofrece una entrada majestuosa a este paraíso invernal. Por otro lado, desde la parte italiana, se accede al glaciar a través del teleski de la Gobba di Rollin, una experiencia única que alcanza la impresionante altitud de 3899 metros, aunque con la particularidad de operar exclusivamente durante el verano. Esta maravilla alpina no solo ofrece una experiencia de esquí incomparable, sino que también regala a los aventureros vistas impresionantes y la oportunidad de explorar una de las maravillas naturales más emblemáticas de Europa desde dos perspectivas culturales y geográficas diferentes.