Atienza
El imponente Castillo de Atienza anuncia su presencia kilómetros antes de su llegada, su torre de Homenaje se eleva majestuosa sobre el horizonte. La antigua entrada, coronada por un arco de medio punto, y los aljibes tallados en la roca en su patio interior dan testimonio de su historia. Este lugar fue testigo de eventos cruciales; resistió al rey Alfonso III, el Cid evitó su paso a la luz del día, y Alfonso VI la conquistó para defender el Señorío de Molina. La historia más recordada fue la salvación de Alfonso VIII, escondido por los habitantes de Atienza para evitar su captura por el ejército de Fernando III de León, ganando así privilegios y la reconstrucción del castillo.
Cogolludo
Las ruinas del Castillo de Cogolludo son un eco fascinante de la historia medieval, testigos del desarrollo de villas bajo la protección de sus imponentes castillos. Con forma pentagonal y torres en los ángulos, destaca la torre cuadrada con una media cúpula de ladrillo en su interior. Testigo de dueños ilustres, entre ellos la Orden de Calatrava en el siglo XII.
Jadrach
En la ribera del río Henares, en Jadraque, se alza el emblemático Castillo Palaciego del Cid, sobre el cerro elogiado por Ortega y Gasset. Esta imponente fortaleza, un símbolo de grandeza creado por Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, muestra vestigios renacentistas italianos y una historia intrigante en sus muros.
Molina de Aragón
El centro histórico de Molina de Aragón, envuelto por la estampa imponente de su castillo, invita a evocar caballeros y torneos medievales. Esta fortaleza del siglo XII, construida por Manrique de Lara, exhibe una muralla con torres defensivas, destacando la Torre de Aragón, una antigua atalaya árabe reconstruida como mirador en el siglo XIX. La entrada, la Puerta del Reloj, da acceso a un amplio espacio que antaño albergó un barrio y los restos de la iglesia de Santa María del Collado. El patio de Armas, con antiguas caballerizas, cocinas, aljibes y calabozos, refleja la vida en la residencia del señor de Molina. Además, la ciudad preserva su judería, un puente románico y casas-palacio con blasones, recordando su esplendor como epicentro del Señorío de Molina.
Palazuelos
Palazuelos es una villa amurallada única en Guadalajara que mantiene sus murallas intactas, que se fusionan con el dominante castillo que la preside. Fundada en el siglo XV por Íñigo López de Mendoza, mantiene su encanto medieval con calles estrechas, una iglesia románica y casonas adornadas con blasones. El imponente castillo, con torreones cilíndricos y una majestuosa Torre del Homenaje, exhibe el escudo de armas de los Mendoza. En su plaza central yace la Picota de Palazuelos, símbolo medieval de su autonomía judicial y castigo para los condenados.
Riba de Santiuste
El Castillo, majestuoso en su conservación, se yergue sobre un cerro escarpado, testigo de siglos de historia. Iniciado en el siglo IX en terreno casi inaccesible, la mayoría de sus vestigios datan del XII y XIII. Los asedios rodeaban el cerro debido a la pendiente, preservando la fortaleza. Defendido por dos torreones y un estrecho acceso, su visita revela un Patio de Armas, cuatro torres y antiguas estancias con chimeneas. Un patio final, custodiado por una torre pentagonal, domina el extremo norte junto a torres cuadradas y murallas imponentes.
Sigüenza
Una de las villas con mayor patrimonio de Guadalajara es Sigüenza, localidad que en enero del 2024 empezará a celebrar sus 900 años. Su castillo fue erigido sobre una antigua alcazaba árabe, y en tiempos cristianos funcionó como residencia de monjes-soldado, obispos, cardenales y reyes hasta el siglo XIX. Tras ser abandonado durante décadas y encontrarse en estado de ruina, el año 1972 fue recuperado como el Parador de Turismo de Sigüenza. Este alojamiento ha mantenido su espíritu medieval y los detalles más importantes de la que fue una gran fortaleza del siglo XIII. En ella se refugiaban los habitantes cuando se atacaba el pueblo y la comarca, y contenía un pozo para abastecer de agua la fortaleza. Uno de los elementos que más llama la atención es su enorme patio interior a cielo abieto. Pero además del castillo, la visita a Sigüenza no estaría completa sin visitar otros enclaves destacables, como la Casa del Doncel, con la famosa escultura que le da nombre, la Catedral de Santa María o el Monasterio de las Clarisas.
Zafra
El imponente Castillo de Zafra, con raíces en el siglo XII, se yergue majestuoso sobre una roca, ofreciendo una vista panorámica impresionante. Sus murallas se ajustan al terreno vertical, con torres en esquinas y una Torre del Homenaje vigilante. Conocido por ser escenario de «Juego de Tronos» en 2016, su enigma reside en su limitado espacio interior, sugiriendo la existencia de cuevas bajo la roca. Testigo del Señorío de Molina, sus vestigios atraen a exploradores que buscan desentrañar su historia como baluarte en el siglo XVI.
Toria
La puerta a La Alcarria se encuentra en el valle de Torija, con su castillo originalmente resguardado por caballeros templarios en el siglo XIV. Punto defensivo crucial en la Edad Media, sus murallas altas desafiaban a los invasores, mientras su torre alberga una escalera en espiral hacia una terraza panorámica. Hoy, alberga un museo dedicado a Camilo José Cela y la historia del Cid.
Zorita de los Canes
Zorita de los Canes, abrazada por el río Tajo, ofrece un impresionante conjunto de pueblo y castillo. Su muralla, esparcida en el cerro, es una de las fortalezas más destacadas de la provincia. Surgido cerca del asentamiento visigodo de Recópolis, este castillo, originalmente una alcazaba árabe del siglo IX, fue remodelado en el XIII por los monjes-soldado de la Orden de Calatrava. El estilo gótico domina su estructura actual, aunque en su interior yace la huella de diferentes épocas, dividido entre zonas militares y eclesiásticas. La Puerta de Hierro, fruto de la reforma del califa Al-Nasir en el siglo X, se mantiene. La visita revela la Torre del Espolón, las salas del Moro y la de Omega, esta última con habitaciones esculpidas en la roca. Este castillo fue hogar de la noble Ana Hurtado de Mendoza, conocida como la Princesa de Éboli, quien realizó mejoras habitacionales. Sin embargo, los propietarios posteriores permitieron su deterioro. El Castillo de Zorita de los Canes, hoy Monumento Histórico-Artístico, es un tesoro histórico en la ribera del Tajo.