Tamara Falcó e Íñigo Onieva han vivido este sábado uno de los días más ’’especiales’’ y ’’maravillosos’’ de sus vidas. A falta de tres meses para su boda, la pareja ha celebrado su compromiso con una gran fiesta en la mansión que Isabel Preysler posee en la urbanización Puerta de Hierro.
Una velada preparada al detalle por la marquesa de Griñón en la que no faltaron las flores -la casa y los jardines estaban decorados con cientos de lirias y hortensias- y la música -ya que una violinista recibió a los invitados y posteriormente un grupo de música pop, regalo de Álvaro Castillejo a los novios, amenizó la fiesta con su actuación en directo- y en la que las respectivas familias de ambos pudieron estrechar lazos y conocerse mejor.
Por parte de Tamara asistieron su madre, Ana Boyer y Fernando Verdasco, sus hermanos por parte de padre Xandra y Manolo Falcó con su mujer, Amparo Corsini, y sus primos e íntimos amigos Álvaro Falcó con Isabelle Junot -embarazadísima y radiante con un ajustado vestido multicolor de estampado geométrico- y Álvaro Castillejo con Cristina Fernández.
Por la de Íñigo, su padre, Íñigo Onieva Sr -que viajó de México, donde reside, para estar presente en la pedida de mano de su hijo- con su mujer y su hijo menor Willy, su madre Carolina Molas -espectacular con un elegante diseño lila con encaje- y sus hermanos Alejandra y Jaime Onieva.
Una fiesta que se alargó hasta altas horas de la madrugada y de la que, como la propia Tamara ha asegurado a ’Vanitatis’, no veremos imágenes exclusivas en su revista de cabecera -como se rumoreaba que harían- porque han querido que sea ’’una cosa muy íntima y muy familiar’’. ’’Ha sido precioso’’ ha revelado.
Una noche de ensueño tras la que los novios regresaban al piso que comparten en el centro de la capital a última hora de este domingo, con rostros cansados pero felices tras haber vivido una pedida de mano muy especial con sus seres queridos.
En primer lugar era Íñigo el que llegaba a su domicilio con atuendo cómodo -jeans grises y camiseta de algodón blanca- sin revelar ningún detalle de cómo lo habían pasado; minutos después veíamos llegar a Tamara en coche directamente desde la casa de su madre, donde pasó la noche y buena parte del domingo. Acompañada por sus mascotas, la socialité apostó por un look deportivo; pantalón de chándal azul marino, sudadera verde de la Universidad de Toronto y una gorra blanca para intentar ocultar su cara, mezcla de cansancio y felicidad por las emociones vividas pocas horas antes. Una fiesta de compromiso de la que pronto podremos contaros más detalles.
Fuente: (EUROPA PRESS)