La llegada de Don Juan Carlos I a España este miércoles 19 de abril era uno de los momentos más esperados. Se trata de la segunda ocasión en la que vemos al emérito desde que en agosto de 2020 decidiera irse por todas las polémicas y tejemanejes económicos que protagonizó. A las 13:40 horas ha llegado en avión privado y allí le esperaba el mismo hombre con el que ha comido: su gran amigo Pedro Campos… pero, ¿cómo ha sido el recibimiento? Después de trascender la negativa de Zarzuela ante este viaje a España, el emérito ha tomado la decisión de pasar lo más desapercibido posible durante estos días… Una tarea difícil que ha comenzado desde el mismo momento que se bajaba del avión. Este año todo ha sido diferente. No estaba su hija, la Infanta Elena, recibiéndole en la pista de aterrizaje y en cuanto a su bajada por las escalerillas, le hemos podido ver mucho más ágil.
Europa Press ha podido captar en exclusiva el momento exacto en el que pisaba suelo español y lo cierto es que llama la atención la seriedad con la que se ha dejado ver cuando se ha reencontrado por fin con su gran amigo, Pedro Campos, con el que luego ha viajado en su vehículo hasta su hogar y ha disfrutado de una comida entre amigos.
Mucho más delgado que la última vez que vino a España, el emérito lucía un outfit cómodo para el viaje: vaqueros, jersey y chaleco. Una vez en sueño español, Don Juan Carlos ha recibido su bastón y se ha ayudado de él para poder tener más movilidad. Los responsables de aena han ido, uno a uno, saludándole cordialmente y para el final ha dejado el abrazo cariñoso con el que ha recibido a Pedro Campos.
Un recibimiento marcado por las polémicas que no dejan de protagonizar sus nietos, la ausencia de sus hijos y la negativa de Zarzuela. Don Juan Carlos se ha dejado ver mucho más serio que el año pasado y es que, recordemos, que justo hace un año lucía una sonrisa de oreja a oreja y saludaba ’con gracia’ a los medios de comunicación que cubrían sus pasos.
En esta ocasión, a su llegada a la casa de Pedro, ni ha bajado la ventanilla del coche, ni ha girado su rostro para ver la expectación que se ha formado en Sanxenxo por su llegada después de un año. No nos cabe duda de que en esta visita veremos un perfil mucho más bajo del que estábamos acostumbrados.
Fuente: (EUROPA PRESS)