La princesa Amalia, primogénita de los Reyes Guillermo y Máxima, y heredera al trono de Países Bajos, ha roto su silencio sobre las amenazas que recibió el año pasado por parte de la mafia holandesa – y que la obligaron a abandonar su piso de estudiante en Amsterdam para regresar a Palacio, donde goza de una mayor seguridad y privacidad – y ha confesado que todavía lo está pasando «muy mal».
«Echo de menos la vida normal, la vida de estudiante. Caminar por las calles, ir a una tienda», ha reconocido Amalia, de 19 años, durante la visita oficial que está haciendo junto a sus padres por diferentes territorios del Caribe, en los que nos han dejado imágenes tan espontáneas como divertidas bailando salsa, bebiendo chupitos y disfrutando de las costumbres caribeñas con absoluta naturalidad.
Unas restricciones que la heredera confía en que no sean «permanentes» y, en algún momento, poder recuperar las «libertades perdidas» de las que sí disfrutaba cuando inició sus estudios de Política, Psicología, Derecho y Economía en la Universidad de Ámsterdam el pasado mes de octubre.
Recordemos que la Casa Real neerlandesa tomó la decisión de ‘recluir’ por motivos de seguridad a Amalia semanas después de que la joven iniciase sus estudios universitarios, al aparecer su nombre en unas conversaciones interceptadas a personas relacionadas con el crimen organizado. Ante el temor a un posible ataque o secuestro, se optó porque la heredera al trono volviese al Palacio Real de Huis Ten Bosch en La Haya, un momento muy complicado como ahora ha revelado la Princesa.
Un delicado y doloroso asunto sobre el que también se ha pronunciado el Rey Guilermo, asegurando que no es ningún «experto» en temas de seguridad y que prefiere dejar este tipo de decisiones en manos de quienes realmente saben lo que es más adecuado para su hija Amalia, de quien confiesa que está muy «orgulloso».
Fuente: (EUROPA PRESS)
