Muy serio, con gesto resignado y pasándose la mano por la cara y por la cabeza con evidente nerviosismo. Así hemos visto a Gerard Piqué a las puertas de la casa de Shakira, esperando durante varios minutos – que debieron ser una eternidad para el exfubolista – a que sus hijos saliesen para disfrutar de la tarde con ellos.
En el interior de su coche y sin ocultar su fastidio por las preguntas relacionadas con los últimos titulares que han protagonizado tanto él como Clara Chía, el barcelonés ha evitado confirmar o desmentir si su novia está sobrepasada por la presión mediática y por las críticas que ha recibido a raíz del lanzamiento de la última canción de Shakira, y si es cierto que tuvo que acudir a un hospital con un ataque de ansiedad.
Girando la cara en varias ocasiones para no mostrar sus emociones, Piqué tampoco se ha pronunciado sobre los rumores de que la colombiana podría lanzar un nuevo single de la venganza en los próximos días, aunque no coinciciendo con sus respectivos cumpleaños – el 2 de febrero – como se dijo en un principio. Una fecha sobre la que guarda silencio, dejando en el aire si lo celebrará con Clara y posará por primera vez con ella ante las cámaras.
Minutos después, sus hijos salían por fin de la casa de Shakira y se reunían con su padre en su coche aunque, más pendiente de su móvil que de los pequeños, Piqué apenas ha intercambiado ninguna palabra con Milan, que llegó en primer lugar portando una bolsa de deporte que él mismo metió en el maletero. Poco después era Sasha el que, seguido por una de las empleadas de la cantante pidiéndole que se pusiese el abrigo, el que subía al vehículo ante la impasibilidad del exfutbolista, concentrado en su teléfono.
Fuente: (EUROPA PRESS)