Su relación marcha viento en popa a toda vela desde que se reconciliaron en Nochevieja, y buena prueba de ello es que Íñigo Onieva ya pasa algunas noches con Tamara Falcó en la casa de Isabel Preysler, mientras ultiman los preparativos de su mudanza al ático de lujo que la marquesa de Griñón adquirió en Puerta de Hierro en 2020.
Algo que demuestra que hay cordialidad máxima entre la ‘reina de corazones’ y él a pesar de que su futura suegra no parecía estar muy conforme con la decisión de Tamara de darle una segunda oportunidad, advirtiendo a su hija que «la gente no cambia» y que «podía volver a hacerle lo mismo». Un consejo al que la colaboradora hizo oídos sordos al escuchar a su madre confesar que «enamorada» estuvo ella de Julio Iglesias, aunque optó por no perdonar sus deslealtades.
De lo más sonriente a su regreso a su apartamento en el centro de Madrid este viernes tras haber dormido con Tamara en la mansión de Isabel Preysler, Íñigo ha preferido hacer oídos sordos a las declaraciones de su futura suegra, dejando en el aire qué le han parecido ni si se siente presionado por demostrar a la socialité que en esta ocasión no fallará a su hija.
Lo que sí tiene claro es que va a darlo todo por la marquesa en esta nueva etapa de sus vidas con la que, confiesa, no puede estar más «contento». «Vamos a apostar todos por nuestro amor. Muchas gracias». «No tengo nada más que decir» ha zanjado, sin dar ningún detalle sobre la fecha de su boda con Tamara, que promete convertirse en el acontecimiento del año.
Fuente: (EUROPA PRESS)