La vida de Isabel Pantoja en Cantora sigue siendo una incógnita para todos. A pesar de que exista una lista interminable de personas que estuvieron a su lado y que luego la traicionaron yendo a los platós de televisión contando cómo se vive allí, siempre hay datos nuevos que nos hacen ver que nada sabemos del ‘retiro’ de la tonadillera.
Si hay algo en los que todos coinciden es que Isabel es una mujer noctámbula; se acuesta a altas horas de la madrugada y se despierta tarde; se ven actuaciones de ella de hace años en la televisión; reza; y se reúne pocas veces con las personas que ahora permanecen a su lado.
Estas Navidades, las más solitarias para la tonadillera, ha estado acompañada por su inseparable hermano Agustín, pero no ha recibido la visita de ninguno de sus dos hijos. Ni Kiko Rivera ni Isa Pantoja han pasado por Cantora para estar con su madre en estas fechas tan señaladas, tampoco le han llevado a sus nietos para que pueda disfrutar de la niñez.
Las relaciones familiares de la ‘reina de la bata de cola’ están pasando por su peor momento. Isabel no confía en nadie y, en parte, se entiende. Todo aquel que ha permanecido a su círculo más cercano, tarde o temprano, ha acudido a un plató de televisión para contar los entresijos de su vida, lo que hace y lo que no. Está cansada en confiar y sufrir años más tarde la traición pública.
En el caso de su hijo Kiko, fue él mismo quien decidió apartarse de su madre cuando se enteró de los tejemanejes que ésta había llevado a cabo con la parte que le corresponde de la herencia de su padre. Se sentó en varios platós para decir, entre otras cosas, que Isabel era ‘mala madre’ y una mujer que se movía por el dinero.
Su hija ha tomado un camino diferente. En ningún momento ha hablado mal de su madre públicamente, pero al final trabaja en los medios de comunicación y eso es algo que la propia Isabel detesta. La relación con ella también se ha visto perjudicada a raíz del enfrentamiento con el dj y ahora, la joven espera a que su madre de el paso para acabar con este distanciamiento.
Parece que Isabel está anclada al pasado -muchas de sus amistades han explicado que estar en Cantora es como vivir en el siglo pasado-, sin querer mirar al futuro ni mucho menos vivir el presente. Centrada en sus próximos proyectos profesionales en Estados Unidos, para la cantante no existe nada más porque es eso lo que llena: subirse a un escenario y sentirse querida por el público que no le ha abandonado en ningún momento de su vida.
Fuente: (EUROPA PRESS)