Es oficial. A pesar de que no todavía no ha habido confirmación por ninguna de las dos partes, Carolina Herrera vestirá a Tamara Falcó en su boda. Este domingo la marquesa de Griñón ponía rumbo a Nueva York con su estilista de cabecera, Blanca Unzueta, para reunirse con el equipo que se encargará de diseñar el vestido de novia de la hija de Isabel Preysler en el taller que la prestigiosa firma tiene en la Gran Manzana.
Un encuentro del que no ha trascendido ningún detalle por el momento y en el que Tamara se habría probado por primera vez el diseño que lucirá en su enlace con Íñigo Onieva el próximo 8 de julio. Acompañada tan solo por la mujer que se encarga de que luzca impecable en cada una de sus apariciones públicas, habría hecho testigos de este momento tan especial a su madre y a su hermana Ana Boyer, además de a su íntimo amigo Juan Avellaneda, a través de una videollamada en la que la habrían visto, ahora sí, a la marquesa con el look con el que siempre soñó que daría el ’sí quiero’.
Tras menos de 48 horas en Nueva York, esta mañana Tamara y Blanca Unzueta han regresado a Madrid para retomar sus compromisos profesionales; mientras la socialité ha intentado esquivar a las cámaras usando el servicio premium del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas, su estilista ha abandonado la terminal enfrentándose a las preguntas de la prensa.
Esquiva, tensa y visiblemente incómoda, Blanca ha guardado silencio en todo momento, evitando confirmar si la marquesa ya tiene vestido ni adelantar ningún detalle del mismo. Muy discreta, ha dejado en el aire cómo ha ido esta primera reunión con Carolina Herrera y Wes Gordon, ignorando los comentarios de ciertos medios de comunicación sobre si el aumento de peso que ha experimentado Tamara en los últimos tiempos será un impedimento para confeccionar el vestido con el que pasará por el altar.
Demostrando su lealtad a la novia del año, Blanca no ha revelado nada de cómo ha ido la primera prueba, dejando en el aire si temen que ’Sophie et Voilà’ tomen represalias e intenten perjudicar la imagen pública de la socialité.
Fuente: (EUROPA PRESS)