Día marcado en rojo en el calendario de Mario Vargas Llosa. Y es que el premio Nobel sopla este martes las velas de su 87 cumpleaños y lo hace disfrutando más que nunca de su vida familiar y viviendo una ’luna de miel’ continua con Patricia Llosa, de la que no se ha separado desde que decidieron dar una segunda oportunidad a su matrimonio tras su controvertida ruptura con Isabel Preysler.
Una fecha muy especial que celebrará en la intimidad en su Perú natal -donde se encuentra desde la boda de su nieta Josefina- con su mujer y con sus hijos Álvaro, Gonzalo y Morgana, con los que ha recuperado la estrecha relación que se vio resentida durante los ocho años que duró su historia de amor con la ’reina de corazones’.
Una celebración que no tendrá nada que ver con la de su 86 cumpleaños, que pasó en la casa de Isabel Preysler en Madrid acompañado por su pareja -de la que por entonces se confesaba completamente enamorado- y por un selecto grupo de amigos, y en el que no estuvo presente ningún miembro de su familia.
Una relación que terminaba meses después, el pasado mes de diciembre, de la peor manera posible; Mario abandonaba la mansión de la socialité tras una amarga discusión por ’celos infundados’, como revelaba la madre de Tamara Falcó poco después a ¡Hola! El resto ya es historia… Un duro cruce de declaraciones -la mayoría por parte de sus círculos más cercanos- que han acabado con el escritor y la socialité más lejos que nunca.
Un convulso momento personal que nada tiene que ver con las alegrías profesionales que ha tenido Vargas Llosa en los últimos meses. El pasado mes de febrero el Nobel entraba en la elitista Academia Francesa, un honor al alcance de solo unos pocos elegidos -los ’inmortales’- y el escenario perfecto para escenificar su sorprendente reconciliación con su mujer durante medio siglo, Patricia Llosa, su paño de lágrimas tras su amarga ruptura con Isabel y con la que disfruta de esta nueva etapa de su vida.
Fuente: (EUROPA PRESS)
